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  • Foto del escritorMonica Luna Bramucci

“Buenos Aires es una usina cultural”

En esa trillada ciudad nos encontramos con la bailaora Verónica Marcovsky







Una flamenca es una bailaora, una mujer empoderada en el escenario y porque no en la vida, que tiene potencia y poderío sobre lo que hace. Vero, tiene todo eso y una profunda energía como artista.


A esta maja del tablao le gusta improvisar y entregarse a lo que vendrá, abraza el flamenco tradicional y también aborda proyectos de nuevas formas. A nuestro entender cuando baila genera construcciones experimentales pero siempre con un toque puramente flamenco que se deja ver a través de crisoles y búsquedas.


La bailaora Argentina Verónica Marcovsky, quien trabaja profesionalmente desde hace muchos años crea paisajes sonoros y sororos al que va pintando con mucho soniquete y notas al aire. Donde la conciencia social y la perspectiva de género se traslucen en los conceptos que nos comparte. Como dijo Yolanda Heredia no hace mucho tiempo en este medio “la bata de cola siempre es un encuentro con lo femenino ancestral”.


Hay que percibir y tener en cuenta el cuerpo como medio de expresión a partir del cual se observan los fenómenos de hibridación, diversidad y transgresión presentes en los y las artistas de esta era sobre todo con linaje femenino, que militan el cuerpo como un medio reivindicativo que hace consciente lo efímero y asimismo permite empatizar con la trasmision del arte.


Generosa y altruista con los compañeros y compañeras del camino artístico, para encontrar la sensibilidad en lo que proyecta, generando propuestas con perspectivas basadas en composiciones y diseño de espectáculos dinámicos que revisita los palos flamencos, respetando los códigos básicos y buscando un lenguaje propio. De lo que no cabe duda que Junto con sus indudables capacidades artísticas y su salero, nos deja tamborileando los dedos para disfrutar sus próximos proyectos, ole por ella.






Para conocerla un poco más ¿a dónde nace, a donde reside y cuáles son sus sueños?


Queridxs gracias por convocarme. Nací en la ciudad de Buenos Aires donde resido, a veces de manera entusiasta, con grandes y activos deseos de transformación, a veces resignada (con grandes y activos deseos de transformación igualmente), porque es una ciudad hermosa y cruel. Llena de gente luchadora que empatiza con otras realidades y agradece la suerte que corre, pero llena (muy llena) de gente meritócrata e intolerante, sin conciencia de clase y con unas anteojeras que les permite sostener una espiritualidad distante, sesgada y ficticia, a mi entender. No lo digo con soberbia, sino con el asombro que me provocan las acciones que avasallan los derechos de otrxs, acompañadas sin ningún tipo de pudor- por discursos hipócritas.


Buenos Aires y el arte flamenco. ¿Qué nos puede decir al respecto?


Buenos Aires es una usina cultural, con una enorme cantidad de propuestas artisticas y el flamenco es parte. Mucha gente creativa, estudiosa y deseosa de compartir. El flamenco, más allá de las distintas épocas y modas, es fuerte y se sostiene. La pandemia implicó una crisis a la que no pudieron escapar tablaos y proyectos, pero siendo hijxs de estas tierras, estamos marcadxs por la resiliencia. De alguna manera salimos adelante y seguimos, resurgimos de las cenizas, nos tendemos sogas para continuar. Fue un periodo de mucha solidaridad, de toma de conciencia del valor de lo colectivo. No es que se transformó todo pero hubo lindas experiencias en ese sentido y creo que fueron semillas para seguir cuidando y cultivando.

En lo personal admiro a muchxs colegas, algunxs por su flamencura, otrxs por su creatividad, otrxs por su empuje.


¿Cuál es el punto de encuentro con el flamenco?


El flamenco es patrimonio inmaterial de la humanidad, ¿no? Trasciende fronteras y bebe de todas las fuentes. En mi caso soy una aficionada a la música en general, curiosa y abierta. Supongo que eso ayudó a que, sin tener ni una gota de sangre española, ni tampoco familia cercana o lejana con algún conocimiento o gusto por el flamenco, apareciera en mi vida de manera fortuita y me atravesara para siempre. Cursaba la carrera de Traductora literaria, científica y técnica, trabajaba en una oficina de la Unesco y daba clases de inglés en el CUI (Centro Universitario de Idiomas). Parecía que ya tenía organizada la vida, al menos en lo relacionado con el estudio y el presente y futuro laboral. Me consideraba grande para iniciar una carrera de bailarina (deseo hasta ese momento frustrado). Pero por suerte la vida “proved me wrong” y gracias a cierta

tendencia a la negación y el pensamiento infantil, junto con dos buenos ovarios, redireccioné el enfoque, unos 180° y con algunas redes tendidas di el salto que dio comienzo al vuelo. En síntesis, recibirme de traductora me habilitó para la carrera de bailaora.


¿Qué siente cuando baila?


¡Todo! Menos dolor… físico al menos, porque es increíble cómo se quitan las penas bailando! Las penas y las “fatiguitas de la muerte” y las “agujetas”! Bueno, algún que otro dolor mental he padecido cuando me ganaron los fantasmas de la neurosis, soy muy creativa para bien y para mal si es que hay bien y mal. A través del flamenco me encontré, luché, disolví, rearmé, sublimé, fue siempre una fuente de información muy precisa. Los síntomas que surgen en el baile se vinculan directamente con alguna temática de la vida. Creo fuertemente que (al margen de la técnica, el nivel, la experiencia) uno baila lo que es. No me puedo imaginar la vida sin bailar, y aunque a veces juego con otros ritmos y es􀆟los, no me puedo imaginar la vida sin flamenco. Me hizo bien, me hace bien, me enamora cada día. Una de las sensaciones más hermosas es cuando realmente soy música en movimiento al bailar, eso es algo único.


¿Cómo se define al arte flamenco?


El arte flamenco es un lenguaje, por eso es tan rico y tan complejo. Es decir, a quienes nos gusta la danza, cuando nos acercamos al flamenco tenemos que comprender que también hacemos música. Claro que el ritmo es importante para cualquier estilo, pero en el flamenco lo hacemos sonar y además requiere de un diálogo, se arma cuando hay comunicación con el cante, la guitarra, las palmas. Se puede hacer sola, quiero decir con propuestas que no buscan recrear el flamenco tradicional, pero aun así ese diálogo estará internamente. Es maravilloso y es muy divertido. Es un camino de ida, un aprendizaje constante e inacabable.


¿Hay o hubieron a su entender, maestros y maestras del flamenco que le marcaron el camino?


Claro que sí, hubo maestrxs, colegas, alumnxs que me marcaron y lo siguen nutriendo. Podría dedicar una entrevista enteraa muchxs de ellxs.


¿Recuerda cuál fue la primera vez que subió a un escenario?


Sí, fue maravilloso, amo el escenario. Hoy pienso que subí al escenario sabiendo muy poco, jugando mucho. Cuando empecé a tomar conciencia de todo lo que tenía que aprender me costó sostener el juego, fue una época difícil porque me exigía mucho y me costaba disfrutar. Pero seguí, porque sabía que las circunstancias me estaban poniendo una vara muy alta y estaba decidida a llegar a la altura de esas expectativas que además eran mías, yo era mi propia verduga. Pienso que es importante ser exigente, pero hay que tener cuidado con eso, no está bueno que se pierda el juego. Por suerte ya no vivimos en épocas donde los aprendizajes tienen que doler y las cosas se consiguen con sacrificio. Sacrificio es muerte y el arte es vida. Creo que hay que esforzarse mucho y ser amable con unx y el resto. Al fin de cuentas es el día a día, es el camino, es la vida misma.


¿Con qué palos se siente más cómoda?


Ay, siempre me resulta difícil responder esta pregunta. Voy variando, según el momento, el ánimo, la exploración, pero creo que encuentro en palos como el taranto, la farruca, algo especial en esa combinación dramática de compás pesado que

luego se aliviana sobre todo si pasa a tangos, que no es lo tradicional, pero me gusta. No hay nada que no me atraiga en el flamenco.


Cada vez es más importante la presencia de la mujer en el flamenco. ¿Qué nos puede decir de eso?


Me parece que la mujer en el flamenco estuvo siempre. Lo que sucede es que la última ola del feminismo nos abrazó muy fuerte, sobre todo en Argentina y en España también. Eso nos fortalece y nos brinda mayor decisión a la hora de componer, a la hora de elegir trabajo, de armar equipo. Estamos aprendiendo, al menos mi generación, que arrastra viejas formas. Pero la conciencia del maltrato patriarcal también interpela a muchxs compañerxs músicxs que en el mejor de los casos ya no cantan letras machistas y empiezan a tener otro trato, incluso darse cuenta de cómo sus privilegios generan desigualdad.

Se van construyendo nuevas maneras de vincularnos, de trabajar. En lo personal disfruté mucho de escribir letras para estilos tradicionales. Lo hice en casi todas mis obras y fue particularmente movilizador en Hiedra que es una obra de creación colectiva con perspectiva de género que realizamos con dos colegas y amigas: Guadalupe D’Aniello y Catalina Gutiérrez.


El dramaturgo Salvador Távora dice que el flamenco es la expresión del dolor de un pueblo. ¿Qué opina?


Sí, también de su alegría. No se puede pensar en el pueblo flamenco sin pensar en el pueblo gitano, al margen de que sea un arte que trascendió fronteras, su cuna es ahí en la Andalucía de gitanos, judíos, árabes y cristianos. Tiene la fiesta y tiene también la denuncia social, como los cantes de Levante que refieren a los pesares del trabajo en las minas por ejemplo.


¿Quién es la BRUJA VICENTA?


La bruja Vicenta es juego, ¡es mi alter ego! Sobre todo en momentos cuando ser flamenca se aleja de mí (bueno ya hace

tiempo que eso no me pasa). La bruja fue un canal para reconectar con algo de desfachatez y el gusto por expresarme sin rendir examen. Como dije antes, la carrera de bailaora implicó la elección del camino hacia mi propia identidad, y ese viaje tiene sus altibajos, la bruja me brindó mucha alegría. Hoy es un personaje con el que disfruto y busco compartir esa alegría

con las infancias en barrios vulnerables, eso sucedió este año y fue hermoso. Aún no sé cómo continuará. Mientras tanto es música y cuentos que se pueden escuchar en spotify y youtube. Tengo unas cuantas ideas porque es una bruja muy inquieta y siempre me habla al oído y me propone cosas nuevas!


¿Cuál es su próximo proyecto?


Estoy muy contenta con un trío al que me incorporé hace poquito somos TANFLAMGO junto a una gran pianista Patricia Martínez y un gran baterista Carlos Riganti, hacemos flamenco fusión ¡con mucho arte! Además estoy trabajando con una colega y amiga de la vida, Tamara Mesri, a quien admiro mucho, preparando un espectáculo nuevo para el 2023 con elapoyo de ProDanza. Justamente le pusimos Playground que significa patio de juegos, porque nos conocimos en el traductorado. Ya fuimos seleccionadas para participar de los Atardeceres en Tecnópolis. Con Hiedra estamos preparando la reposición del espectáculo con apoyo de ProDanza también. Por otro lado, en breve me presentaré con Carmen la de Merimée, la versión para teatro de Dino Armas, allí tengo un nuevo desafío que es la actuación, un lenguaje no tan desarrollado para mí, así que me hace mucha ilusión, además seré la Carmen así que mucha responsabilidad. Me encanta ese trágico personaje y me parece muy fuerte realizarlo hoy día en esta sociedad donde se mata una mujer cada 30hrs.


¿Conoce al duende?


Mis hijxs y sobrinxs





Pingpong


Un cantaor... Camarón y Enrique Morente (perdón no puedo uno solo)

Una cantaora... Monstse Cortés

Un bailaor… Joaquín el Grilo

Una bailaora… Eva Yerbabuena

Un o una guitarrista Josemi Carmona

Un estilo de baile… Bulerías

Una letra que te guste… La letra del fandango natural que dice: “Porque morir es natural, yo no le tengo miedo a la muerte. Porque morir es natural. Le temo más a la vida, porque yo no sé dónde iré a parar con esta cabeza mía”


ph Tamara Mesri

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