Encuentro con la actriz ANDREA SIMÓN
Los centros culturales enfrentan un momento hostil debido a las políticas culturales de la Argentina. Los polos culturales resistentes poseen creatividad social y cultural. La recuperación de las formas auto gestivas del arte configuran identidades, discursos y formas de comunicación. La gente que asiste a esos recintos no lo hace solamente, para ver un concierto, un tablao o teatro sino para tener una vivencia distinta en las cuales lo cultural aporta nuevas formas de lazo social.
La “casa violeta” es dirigida y administrada por Andrea Simón, ella lleva la interpretación en la sangre, en primera persona es quien da la bienvenida, cocina, en ocasiones actúa, recita la carta del menú, entre muchísimas cosas más. Podemos decir que es: “Atendida por sus propios sueños”.
EL FARO pasó por el espacio y en medio de una colorida feria de artesanías que pululaba con mucha creatividad en la casa de tono purpúreo, se hizo posible la charla.
Sabemos de su trayectoria como actriz, podría comentarnos como se encontró con este camino?.
Mis hermanos me invitan al Teatro, ellos lo eligieron antes que yo. Mi hermano mayor (Luis) me llevaba al teatro a ver obras de diferentes elencos pero cuando lo iba a ver a él siempre me asignaba una tarea atrás de escena, ahí empecé a enamorarme, sin darme cuenta del teatro independiente. Sigue siendo así, el que se acerca siempre tiene algo para hacer porque todo se hace entre todos. Luego mi hermana menor ( Gabriela) empezó teatro, actuaba desde muy chica, yo era fans de todas las obras que hacía como parte del elenco del Joven Teatro Goethe dirigido por Gladys Ravalle. Cuando ensayaban iba a buscar a mi hermana y me quedaba pegada a la puerta blindex del Goethe en calle Morón para escuchar lo que pasaba ahí adentro. Cuando Gladys me autorizaba a entrar sentía atravesar la puerta de la felicidad. Era místico, mágico y sublime lo que sucedía. Cada noche iba más temprano a buscar a mi hermana para poder ingresar otra vez a ese lugar donde se respiraba libertad. Una vez Gaby me dijo “vos tenés que hacer teatro”, yo me resistía. “Anímate con el taller de Aproximación teatral” (lo dictaba Gladys en verano). Así fue, empecé y no pude parar nunca más. Luego ingresé al Taller de Formación Actoral con G.R. e integré durante siete años el elenco del Joven Teatro Goethe, participando como actriz en numerosas obras dirigidas por la maestra Gladys Ravalle.
Entré a la Facultad de Artes de la U.N.C. y obtuve el título de Lic. en Arte Dramático, la facu amplió las posibilidades de juego en este campo. Tuve grandes docentes, especialmente en materias teóricas y pude descubrir otras líneas de actuación que desconocía, hasta el momento. Sin duda, el vínculo que creas en el Teatro con tus compañeros es lo más valioso y junto a ellos se crece en este oficio. El Teatro es una actividad colectiva por excelencia y por eso también lo elijo.
Siento que mi gran maestro es el Teatro independiente, el que se hace a mano, con todo el cuerpo. El que resiste, el de unos pocos, el que dice lo que hay que decir, el que no teme, el perseguido, el que intentaron callar y no pudieron, el de las taquillas chiquitas, el de las salas pequeñas, el clandestino, el que denuncia, el testigo, el que ve lo que sucede y reacciona, el de trincheras, el que sacude y permite reflexionar, el que moviliza al intérprete y al espectador. En esta parte del camino me encontré con Gladys Ravalle, Ernesto Suárez (en la facu nos transmitió mucho sobre teatro independiente). También trabajé con directores en producciones independientes como: Lucas Olmedo, Ariel Blasco, Marcela Montero, Rubén González Mayo, entre otros.
Otra parte muy importante en mi formación me la dio el Café- Concert de la mano de mi compañero y director Adrián Sorrentino. Con él además, hicimos producciones de concert para niños. Trabajamos muchísimo, tuve la mejor escuela de la mano de Adrián y fue el escenario. Con Jéssica Torrijos también nos encontramos en el Teatro-Concert y aprendí mucho de ella.
En fin el camino del teatro se construye con otros y soy muy agraciada de encontrarme con maestros y compañeros que hacen al desarrollo de la actividad teatral en Mendoza, son grandes referentes y me permiten aprender y crecer en cada ensayo, en cada charla, en cada función.
Que siente por el teatro?.
Es difícil responder esta pregunta pero el sentir es profundo porque no sé en qué momento tomé la decisión de elegir al Teatro y eso modificó mi vida para siempre. Desde entonces el Teatro pasó a ser un medio y un modo de vida. El teatro es un espacio de encuentro, un camino de autoconocimiento, de libertad y conciencia. Por sobre todas las cosas siento respeto y gratitud.
Que dramaturgo la inspira?.
Creo más en el trabajo que en la inspiración. Brecht, Tennessee Williams y todo el teatro de Lorca me gustan mucho. Me interesa especialmente la mirada social de estos tres dramaturgos del teatro universal.
Hoy creo en la dramaturgia que se construye en equipo, más que en los textos que se escriben en soledad para que alguien los lea y los interprete. Busco eso, tengo esa necesidad, la de encontrarme con otrxs y preguntar qué queremos decir, me interesa más ahondar en la acción que en el intelecto. Creo más en el instinto que en la mente al momento de jugar una escena para encontrar la obra, si es que se encuentra.
A nivel profesional como se definiría.
Demasiado frontal, sin filtro. Esto me juega en contra, soy consciente de esto pero no me sale caretearla. Además soy exigente conmigo y con los demás. Digamos que soy una rompe bolas (risas).
Nos atrapa y nos deleita el espacio que dirige como gestora cultural de manera independiente: LA CASA VIOLETA. Que encontramos en ese espacio y Por que el nombre?.
La Casa Violeta transita diez años de funcionamiento. Es un espacio independiente, autogestivo que surge como sala emergente a raíz del cierre de lugares oficiales y privados que se producen luego de la tragedia- Cromagnón.
Mi padre fue el promotor del lugar. Nos plantea a mi hermana y a mí ampliar el garaje de la casa de nuestra abuela paterna a fin de tener un espacio propio para poder ejercer nuestra profesión con clases y talleres. En principio fue así, hicimos la ampliación y propusimos talleres dictados por nosotras pero también convocamos a otros artistas para que contaran con el espacio para ejercer su actividad. Al poco tiempo decidimos programar funciones los fines de semana para que el público tuviera la opción de asistir a espectáculos en nuestra casa. Hoy el lugar funciona con clases y talleres artísticos todos los días: clown, teatro, bajo, guitarra, lectura compartida, canto grupal. Funciones y espectáculos los fines de semana, con programación variada cada mes y continuidad todo el año.
El nombre al lugar se lo dieron los vecinos. La Casa estuvo un tiempo deshabitada y un tiempo ocupada por chicos del Ex COSE. Después de ese episodio mi hermana y su compañero deciden mudarse y pintan la Casa con un violeta estridente. Era muy llamativo en los 90 ese color en un barrio tradicional, humilde, repleto de personas mayores (vecinos de nuestra abuela). La gente de la zona nos identificaba como “las chicas de la casa violeta”, algunos preguntaban, con curiosidad si vivíamos en la casita pintada de violeta. Les llamaba la atención el color y también el lugar. Cuando abrimos el espacio a público la casa ya tenía nombre, el nombre se lo pusieron los vecinos: La Casa Violeta.
Es unos de los pocos sitios de esta provincia que se atreve a convertirse por momentos en cueva flamenca, es mas podría arriesgar que el único. Cuéntenos….
El flamenco en la familia es parte de nuestra Cultura, de nuestra identidad. Mis abuelos, andaluces los cuatro, mi madre muy flamenca. Las costumbres en nuestra casa vienen en general, de España. A mí particularmente me gusta mucho el flamenco, desde siempre. Lo elijo en todas sus formas: cante, baile, poesía, palmas, castañuelas. Me moviliza mucho, me conmueve.
Desde pequeña estuve cerca del flamenco que se hacía en Mendoza, iba con mi familia a los Centros de distintas regiones de España. Se hacían comilonas con juerga de corrido y ahí estaban María Reyes, Miguel de Mendoza, Casiano y toda la comunidad española que era numerosa.
A los cuatro años me mandaron a baile español, me encantaba, después se sumó mi hermana. Un día Codalinda Salinas, la maestra de La Coruña llamó a mi madre y le dijo que teníamos que rendir los exámenes para dedicarnos a esto porque teníamos “gracia” y no nos dejaron porque decía mi madre que íbamos a ser artistas, temía que dejáramos de estudiar lo convencional. No rendimos pero las dos somos artistas, toma. !Ja! (risas).
Cuando abrimos el espacio a público, hubieron ejes centrales al momento de programar, uno fue el humor, otro los ciclos de mujeres y otro el flamenco. Aún hoy, respetamos esos ejes. En flamenco, no dudamos en comunicarnos con nuestro amigo Pablo Garay, quien en forma inmediata respondió con un Sí. Siempre está abierto el espacio para los Tablaos en nuestra casa que son increíbles, de altísimo nivel. Hace unos años participamos del Festival Mendoza Flamenca que organiza La Herrería Flamenca, con Pablo Garay como director y programador del Festival.
Sabemos que su madre es una institución dentro del arte flamenco. Hay algo que pueda compartir con nosotros de ella?.
Mi madre es un personaje o mejor aún, una personalidad en el arte flamenco. Es su pasión, lo ama con locura. Mi abuela materna nace en Periana, Málaga y mi madre en ese pueblo es una Institución. Una vez estuvo allí, en la Fiesta de San Isidro, el Patrono del pueblo. Mi madre llegó al altar, tomó el micrófono y les habló a los malagueños, lloraron todos. Cuando se vino casi todos los habitantes fueron a despedirla. Pude corroborar estas anécdotas cuando fui a Periana, me presentaban como la hija de la profesora (mi vieja es maestra, directora jubilada) y le mandaban obsequios en agradecimiento por amar tanto a ese pueblo de olivos plateados, entre sierras.
Desde chica le gustaba bailar y cantar. Coleccionaba unas revistas que se llamaban “El alma que canta” (década del 50). Gracias a eso descubre a Miguel de Molina y aprende todas sus canciones y coplas. Escucha a Rafael Farina, Manolo Caracol, La niña de la puebla, Pedrito Rico, Antonio Molina, Camarón de la Isla, Juanito Balderrama. Ese fue el flamenco que se escuchaba en nuestra casa. Veíamos las películas de Joselito, los bailes de Antonio Gades, la guitarra de Paco de Lucía. Los poemas los aprendió con Naty Mistral, a quien fuimos a ver al Teatro cuando vino a Mendoza. Una vez, en Mar del Plata, vimos a la más flamenca de todas, a Lola Flores, única, inmensa. Ídola de mi madre. De la Lola, nuestro himno familiar “La Zarzamora”, el hit de todas las reuniones y encuentros. Mi madre tiene una voz privilegiada (hablada y cantada), tiene estampa y tiene gracia. Es una artista con nombre de Diosa: la Olimpia.
Con que sueña ANDREA SIMÓN?
En estos tiempos difíciles para nuestro país, lo que sueño parecen utopías pero son sueños.
Quiero un país más igualitario. Quiero que las mujeres podamos tener autonomía sobre nuestros cuerpos. Quiero que haya más presupuesto para Educación, Cultura y Salud. Quiero que se reactive la economía del país para que las oportunidades sean para todes, quiero equidad. Quiero más mujeres en espacios donde se toman decisiones. Quiero espacios culturales en todos los barrios y un Estado presente que reconozca la Cultura como patrimonio de todos. Quiero tener salud y fuerzas para seguir trabajando en lo que amo: el Teatro, el arte independiente.
Quiero viajar, amar, aprender cada día, sorprenderme siempre y seguir soñando.
Cuáles son los próximos proyectos de CASA VIOLETA?
Estamos transitando el décimo año de funcionamiento. Lo festejamos con cada función, con cada propuesta en nuestro espacio.
Seguimos trabajando siempre a fin de ofrecer buena calidad tanto en el área pedagógica que hace a la formación artística como en la programación anual con espectáculos en nuestra casa.
En agosto el Ciclo Latidos, arte hecho por mujeres, cumple diez años y lo vamos a celebrar muy especialmente. Cada año convocamos a mujeres de diferentes áreas artísticas y tenemos una variada programación durante todo el mes pero este año el Ciclo tendrá mayor relevancia porque además de la propuestas locales tendremos invitadas de lujo de diferentes sitios del país.
Proyectamos a corto plazo, vamos andando con la intensidad de estos días, generando permanentemente alternativas para darle continuidad a un proyecto que sobrepasó ampliamente nuestras expectativas.
Que La Casa Violeta se instale como espacio en el ámbito Cultural de Mendoza es la máxima proyección porque lo logramos sin apoyo institucional, sorteando cantidad de obstáculos pero a su vez con muchísimo amor y muchísimo trabajo.
La casa violeta es un lugar con historias. Pasá por esa comarca y dejate atrapar. Paraguay 1478. Godoy Cruz. Mendoza. Argentina
Comments