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Foto del escritorMonica Luna Bramucci

SOLEDAD POR BULERÍA

Una punta y taco a compás con la Sole Sosa.



Usted es una dirigente política y social de gran trayectoria, también amante y bailaora de flamenco, ¿en qué punto podría existir la unión de la lucha por un mundo mejor y el flamenco?


Cuando empecé a bailar flamenco con Candela en la Municipalidad de la Capital, el mensaje que ella nos daba y las letras de las canciones (en esos tiempos bailábamos unas rumbas y tangos de Ojos de Brujo, te estoy hablando del 2003/4 más o menos) me apasiona mucho la idea de un pueblo oprimido que resistía toda discriminación en la historia y lo hacía a través de su propio arte, con el flamenco nacido de los ritmos y sonidos de la fragua, el yunque y el martillo. Lo vi como un canal de expresión, de abrazar la vida y entenderla en su simpleza, en su brutalidad y dureza, no de manera superficial, sino tal como nos toca enfrentarla.

Entonces creo que ahí está el punto de unión, el lamento característico del flamenco es un grito de protesta, es contestatario, es resistencia histórica con arte, es un arte para mí que expresa la defensa de lo más sencillo de la vida y defender eso te lleva sí o sí a querer luchar por un mundo mejor.


Desde qué momento le interesó la política?


Siempre estuvo presente en mi familia por parte de mis abuelos que fueron detenidos por su militancia obrera en la dictadura militar, por mis viejos que también eran activistas políticos y gremiales, digamos que crecí en un ambiente familiar donde la política era entendida y practicada como un compromiso social con transformar las realidades sociales injustas. Siempre me pareció algo natural, que de hecho lo es para nuestra especie humana aunque nos hagan creer que no todos podemos hacer política porque muchos/as más bien hacen carrerismo y oportunismo, y en ése punto entiendo el rechazo popular a la “política”.

Me empezó a interesar más seriamente a los 15 o 16 años, a partir de la crisis del 2001 y todo el proceso de lucha que se abrió en nuestro país con el movimiento piquetero y la ruptura con las instituciones. Participé de una marcha federal que se hizo en el 2002, partimos en un colectivo con un grupo de organizaciones barriales, me invitó mi vieja que estaba en el Polo Obrero y nos fuimos con una mochilita nada más, sin un mango y fuimos parando en cada pueblo de provincia en los comedores populares, fue una experiencia muy fuerte y enriquecedora organizarnos políticamente desde el reclamo por la comida, por lo más elemental.


¿Qué es ser una militante política?


Uy! Qué pregunta!! Para mí la militancia socialista es una forma de vida, no es por un lado mi vida y por otro lado la militancia, creo que vivirlo así también es por ser mujer. Es algo de lo que no puedo escaparme, porque mi conciencia no me dejará tranquila, pero no por culpa católica sino por la pasión y lo trascendental de ese compromiso. La militancia es pensar en colectivo en primer lugar, es despojarse de lo individual, de enfrentar desafíos que pueden dejar una marca en la historia y no por mérito propio sino por transformaciones sociales.


¿Cómo se encontraron usted y el flamenco?


No lo recuerdo bien, mi mamá fue bailarina de vendimias, profesora de folklore y cuando yo era chica me llevó a español… pero no me gustó.

Creo que busqué algo que me faltaba para no endurecerme tanto o para no decaer ante tanta crisis social. Alguien me dijo que en la Muni era más accesible y ahí conocí a Candela que fue una profesora increíble, fui algunos años, ininterrumpidamente pero siempre traté de mantenerme ligada. Después conocí los “mayos flamencos” que organizaba Pablo Garay, en el que vos también participaste con tus presentaciones audiovisuales, un flash para el flamenco mendocino.

Después fui a distintos estudios de barrio donde me mudaba, siempre lo hice para disfrutarlo tranqui y también conocer todo el mundo flamenco que es tan amplio. Tuve la oportunidad de conocer Granada y la Alhambra gracias a una historia de amor que tuve y no podía creer que existiera tanta magia. Siempre cuento que luego de visitar la Alhambra, me quedó grabado a fuego una frase del poeta Francisco de Asís de Icaza que dice “Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada” está en una placa en uno de sus magníficos muros. En un bar al que íbamos a desayunar, el sobre de azúcar también recogía el verso del poeta, lo tengo en cuadro que hice con postales. Una noche volviendo de una salida por los bares, veníamos por la calle principal con quien era mi pareja en aquél momento y nos encontramos con una pareja de ciegos que iban de la mano, cada uno con sus bastones y un perro, nos acercamos a ayudarlos a cruzar la calle y les pregunté “Son de por acá, y me dijeron “no, estamos de luna de miel”… Ahí entendí que tanta belleza se puede y se debe apreciar con absolutamente todos los sentidos.




Los cantaores de izquierdas Enrique Morente y José Menese entre otros, fueron la disidente voz del pueblo para el pueblo, una vertiente social y política del flamenco que a nuestro entender hizo historia más allá del arte, qué percepción tiene al respecto?


Bueno la verdad que me entero por vos de esa filiación política de Morente y Menese, me parece muy propio del flamenco por el rasgo clasista que tiene, es decir siento que pertenece a los de abajo, a los perseguidos, y que para imponerse tuvo que enfrentarse al poder, y eso es muy propio de la izquierda.


Es una pregunta trillada pero nos interesa la respuesta de parte suya, ya que vive en una tierra donde este arte taconea fuerte, ¿qué es el flamenco?


Bueno como arte que es, tiene la libertad de ser para cada quien algo distinto, y hay que defender eso porque el arte debe ser libre para poder fluir. Para mí el flamenco tiene dos características que me fascinan; por un lado, donde sea que lo escuches o sientas, trasciende fronteras, es universal. Por otro lado, su vanguardismo, que es obra y gracia de un sector del flamenco que lo mantiene vivo. En Mendoza tenemos vanguardistas como Pablo Garay en mi opinión, como también de todos aquellos que generan espacios y fusionan con otros estilos.


Comunicar con la política y comunicar con flamenco, que nos puede decir?


Creo que el flamenco comunica con mucha actitud, se impone, tiene mucha personalidad y pasión; y éstas son características también de comunicar en la política.


Con qué sueña una joven política inclinada al arte como usted?


Con que todos, todas y todes puedan tener acceso al arte, a apreciarlo, a ejercerlo si lo desean, que todos, todas y todes podamos viajar y conocer el mundo en cada plato de comida, en cada música del lugar, en cada pintura o arquitectura del lugar, etc. Sueño con que podamos romper y liberarnos de las ataduras materiales y mentales que impone un sistema capitalista que hoy nos muestra con pandemia y mayores crisis que no da para más.


Quiere agregar algo más?


Solamente que gracias por la entrevista y por unir dos aspectos de mi vida que quiero mucho.


Ping pong


Una bailora: Rocío Molina

Un palo: solea por bulerías

Una cantaora/or: Camarón de la Isla

Tablao o teatro: Ambos, pero si debiera elegir sólo uno: por más tablaos

Soledad nos trajo la emoción que necesitábamos y logró encender EL FARO. Es una mujer hermosa, empoderada y flamenca. Ha crecido en la política y en al arte casi al unísono con mucho talento y compromiso en ambas banderas. Puso belleza y color a este espacio. Al mundo de soledad llegará por alegrías en unos días su hija Dandara, a las dos les regalamos esta bonita canción gitana "nací en el álamo".




Bienvenida pequeña el mundo es nuestro y nosotros somos el mundo.

ole guapa!!!

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