Perú es uno de los países más deslumbrantes del mundo, por la pluralidad de su hábitat y exuberancia de una cultura milenaria que brilla en antiguas construcciones, como la del increíble Machu Picchu entre muchas hermosuras más. A través de su historia, Perú ha sido un país de encuentro de diferentes razas y culturas y como parte de su belleza cultural también encontramos el arte flamenco. El arte flamenco andaluz es una de las expresiones populares en todo el mundo y latinoamérica es una de las zonas en que más se le cultiva y difunde y para demostrarlo tuvimos un encuentro con la joven y talentosa flamenca Luciana Carlín.
Para romper el hielo, ¿qué significa ser bailaora de flamenco?
Ser bailaora de flamenco significa ser yo misma en todo sentido de la palabra. Bailaora me define en todos los aspectos de mi vida por la entrega, la fuerza, la pasión y sobre todo porque me permite sentir y ser yo misma sin miedo sintiendo todas las emociones como en la vida misma.
¿Cómo y cuándo abraza el flamenco?
Yo abrazo el flamenco todos los días de mi vida. Además de mi trabajo es mi pasión, es mi libertad, mi centro, mi lugar cuando estoy feliz o cuando me siento perdida. Cuando quiero reinventarme o cuando simplemente quiero fluir.
¿Qué simboliza para usted bailar flamenco en Perú, en el contexto que generalmente es un arte vinculado con Europa?
Como yo nací en una casa donde siempre se bailaba flamenco para mí era tan cotidiano como comer o dormir. Era mí día a día desde que nací hasta hoy y junto a mi tía abuela y madre siempre hemos armado espectáculos en mi ciudad, organizando eventos, ferias y demás para difundir este arte. Cuando viaje a España descubrí que había un mundo inmenso al cual amé conocer y hasta el día de hoy sigo descubriendo, ya que para mí el Flamenco es un camino infinito. Tuve miedo la primera vez que fui a España porque a pesar de haber bailado toda mi vida sentía que ponía a prueba mis capacidades o entrenamiento pero cuando entre a un salón de clases en la escuela Amor de Dios en Madrid agradecí la formación de mi madre porque estaba preparada para tomar clases con grandes maestros.
¿Cómo definiría la escuela ALMA GITANA?
Alma Gitana se fundó en el año 1956 por mi tía abuela Haydee Salazar. Es una escuela que forma bailaoras hace muchísimos años, la mayoría de las escuelas que hay vigentes hoy en mi país han salido de nuestra casa y eso nos llena de orgullo porque el flamenco sigue creciendo. Desde que tengo memoria mi escuela ha contado con los elencos más grandes de bailaoras y siempre nos hemos querido superar poniendo nuestras puestas en los teatros más importantes de nuestra ciudad. Somos una escuela que no para nunca y la energía que se vive en nuestra casona roja es única por nuestra gente. Alma Gitana es mi casa y formación. Mi tía abuela y mi madre forjaron una enseñanza a base de respeto, dedicación, esfuerzo y sobre todo mucho amor. Alma Gitana es una familia que inculca el amor por la danza y la relación con el otro por sobre todas las cosas.
¿Ha cruzado el charco con su arte? Nos puede contar un poco acerca de eso…
He tomado muchísimos cursos en España (Madrid, Sevilla y Málaga) pero este año por primera vez tuve la dicha de que me contraten para dictar un cursillo y un espectáculo en la ciudad de Guayaquil, Ecuador. Fue una experiencia maravillosa e inolvidable. Conocí personas que amaban el flamenco tanto como yo e hicimos lazos muy bonitos y gracias a dios la gente estuvo muy feliz con mi trabajo.
¿Quiénes fueron sus maestros y maestras?
Mi maestra es mi madre. Ella me enseño absolutamente todo lo que sé. Y en mi crecimiento como bailaora profesional tuve la suerte de encontrarme con grandísimas maestras y figuras que me han formado y siento que me han ayudado a definirme como bailaora, de hecho lo siguen haciendo hasta el día de hoy ellas son: La Truco, María Juncal, La Lupi e Inmaculada Ortega.
Se comenta que la bailaora española María, hermana de la legendaria Carmen Amaya, se instaló en Chimbote junto a su familia y fundó la Venta Amaya, lugar donde se impartían clases de flamenco, ¿que nos puede compartir de esa historia?
María Amaya funda la Venta Amaya junto con su marido El Moro en la ciudad de Lima, ahí bailo mi madre cuando tenía siente años, Leo Amaya la hija de María, Virgilio Azahara y la Toti. De hecho para mi Leo es como de la familia, ella trabaja conmigo como mi cantaora. La respeto, admiro y quiero muchísimo.
¿Cuál es su próximo proyecto?
Tengo muchísimos en mente, siempre estoy en constante creación o en diferentes proyectos pero ahora mismo estoy en la competencia Perú tiene talento. Es la primera vez que decido competir con mi arte y profesión en una competencia a nivel nacional. Tome esta decisión y aventura porque quería difundir el flamenco en mi país.
¿Cómo se define en el arte?
Me defino muy determinante, apasionada, trabajadora e intuitiva. Siempre sigo lo que dicta mi corazón y bailo con toda mis fuerzas.
¿Conoce al duende flamenco?
Definir el “duende” con palabras siento que es difícil, al ver a grandes figuras del flamenco he sentido esa magia y duende presente que te hace vibrar el corazón y la piel. Para mí lo que llaman el duende flamenco es una energía que ocurre inexplicable.
¿Con que sueña?
Sueño con seguir viviendo de mi profesión, sueño con armar grandes espectáculos en mi país y sueño con dictar cursillos y bailar internacionalmente.
Para despedirnos palo por palo
Un lugar en el mundo: Cádiz y Sevilla.
Una comida: sushi y pastas.
Una canción: vivo cielo de José Merce.
Una poeta: Blanca Varela y Mario Benedetti.
Una estación del año: Verano.
Un libro: La Reina descalza de ILDEFONSO FALCONES.
Luciana tiene personalidad, fuerza y arte ha sido algunas de las cosas que el universo del flamenco destaca cuando sube a las tablas. La artista ha sabido incorporar desde el flamenco más tradicional a nuevas formas y estéticas en su baile, como lo ha puesto de manifiesto en sus interpretaciones más recientes que se destacan por sus estudios en Europa pero sobre todo en el linaje que trae de su madre y de su tía.
Nos quedamos tamborileando los dedos para verla en los escenarios de Argentina.
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